jueves, 20 de julio de 2017

Historia

No hay disciplina con más intrusismo que la Historia. Lo considero casi natural, pues la historia nos afecta personalmente. Pero es excesivo leer que hay quienes se definen como abogado e historiador, médico e historiador, militar e historiador, fontanero, periodista, escritor, taxista, y tantos otros, con el añadido de historiador. 

En general, no me molesta, salvo cuando no hacen bien el papel de historiador, cuando tergiversan o, lo que es peor, manipulan el pasado, reinventan lo sucedido, no utilizan, o lo hacen mal, las fuentes.

Cuando leo cosas reinventadas, tergiversadas o manipuladas, y en estos días ha ocurrido, me acuerdo de La Iconología de Cesare Ripa (Roma, 1593), que representaba la imagen de la Historia y la explicaba:


Mujer alada y revestida de blanco, que ha de ir mirando hacia atrás y sosteniendo con la siniestra una tablilla, o sino un libro sobre el que estará escribiendo, mientras apoya el pie izquierdo sobre un sillar cuadrado. A su lado se pondrá a un Saturno, sobre cuyas espaldas ha de reposar la tablilla o el libro donde escribe.

La Historia es el arte mediante el cual, escribiendo, se describen y recogen las más notables acciones de los hombres, así como la división de los tiempos, naturalezas y accidentes, presentes y pretéritos, tanto de las personas como de las cosas, reuniendo además tres exigencias o requisitos; la veracidad, el orden y la consonancia.

Aparece alada, por consistir en la memoria de las cosas sucedidas y dignas de saberse; la cual se difunde por las diversas partes del mundo, transmitiéndose de tiempo en tiempo a los hombres venideros.

Vuelve la vista  atrás, mostrándose con ello que la Historia es la memoria de las cosas pasadas, que para la posteridad se conservan y escriben.

Se representa escribiendo, tal como se dijo, porque las Historias escritas equivalen a la memoria de los espíritus y los ánimos, como las estatuas lo son de los cuerpos; por ello dice Petrarca en su Soneto LXXXIV
Pandolfo mio, quest´opere son frali
A lungo andar; ma il nostro studio è quello
Che fà per fama gl´huomini inmortali.

Posa su pie sobre un sillar cuadrado, porque la Historia debe mantenerse siempre sólida y segura, sin dejarse corromper ni subyugar en ningún sentido, cayendo en la mentira a causa de particulares intereses. Por la misma razón viste de blanco.

Se pone a su lado Saturno porque la Historia, según la califica Marco Tulio, es testimonio de los tiempos, maestra de la vida, luz de la memoria y espíritu de nuestras acciones.

Traducción de los versos de Petrarca, por María del Carmen RS: 

Querido Pandolfo, estas obras perecen con el paso del tiempo,
pero es nuestro arte quien, a través de la fama,
hace a los hombres inmortales.

1 comentario:

Ana dijo...

De acuerdo por completo. Hay muchos "enteraos" que dan por ciertas las leyendas, que si les viene bien se las inventan y además de copiar sin citar las fuentes, como comenta Hilda en la versión facebook, si pueden se sacan unas perras a costa de la investigación y el rigor ajenos. Pena de gente mediocre y pretenciosa.

Otro tanto pasa con otro campo al que se arriman numerosos sedicentes periodistas, iletrados e interesados en sobresalir en una sociedad bastante ignorante, acrítica y consumidora compulsiva de bazofia televisiva y digital. ¡Qué pena de profesiones en manos de incapaces e interesados!